Se dice que algo existe hasta que tiene un nombre, antes de eso pertenece de alguna manera a un limbo de lo que está por venir.
Cuando nuestra directora general, Alba Bojórquez, estaba embarazada y antes de que su hija tuviera un nombre, ella le decía simplemente bebé.
Una vez definido que se llamaría Leonora, entonces su hija comenzó a tomar una dimensión de persona completa, con atributos y personalidad propia, incluso antes de verla por primera vez, comenzó a existir.
Eso pasa también con las marcas, por experiencia, el definir la identidad de un proyecto lo hace tangible.
Claro, no solamente se trata de tener un nombre, tendrá que ser memorable, atractivo y acorde a lo que queremos comunicar.
El nombre es importante porque marca no solamente el inicio, sino el futuro de una empresa.